viernes, 9 de abril de 2010

Pequeña, resumida y malograda historia de la anatomía... y el arte.


La Anatomía es una ciencia que estudia la forma y la estructura de los seres vivos.
Si bien etimológicamente significa cortar en pedazos, despostar, lo que convierte a los carniceros en anatomistas de oficio, su significado se ha extendido a la búsqueda y análisis de las particularidades y circunstancias que constituyen un hecho. (Anatomía de La potra, Anatomía de un asesinato, Anatomía de un instante).
El término anatomía, probablemente haya sido utilizado por primera vez por Aristóteles (que además de ser un gran naturalista hablaba muy bien el griego) y hace alusión más a un método que a una ciencia tal y como la conocemos hoy en día.
Desde la prehistoria el hombre (como animal curioso), se ha esforzado en plasmar sus observaciones para las siguientes generaciones.
En el norte de Australia se encuentran pinturas rupestres que asombran por los detalles anatómicos que incluyen. (Vértebras, costillas, huesos largos, músculo)






















Existen registros de conocimientos anatómicos más o menos avanzados en pueblos de la antigüedad.
De los egipcios se conservan papiros en los que se describen cirugías con gran detalle. Y aunque se supone un gran conocimiento del cuerpo debido a sus prácticas funerarias, esto no se ve plasmado en sus reproducciones de figuras, muchas veces rígidas y desproporcionadas.
Como en este papiro en el que se representa una circuncisión y donde el futuro circunciso tranquilamente se puede rascar la rodilla sin agacharse.












De los pueblos de la Mesopotamia se conservan modelos de arcilla de diferentes órganos, probablemente utilizados con fines didácticos.
Viendo su arte podemos imaginar un avanzado conocimiento de la anatomía, ya que se observan detalles muy precisos. Como en este león babilónico donde se ven relieves óseos, tendones y músculos de la expresión facial representados con gran fidelidad.















Salteándonos varios años y culturas llegamos a los griegos donde sabemos que existían avanzados conocimientos anatómicos. Este conocimiento de la anatomía se hace evidente en sus esculturas, tanto de la figura humana como animal, desde los kouros y koure del período arcaico a las expresivas figuras del período helenístico.





En este último período, después de la muerte de Alejandro Magno, después de las (cuatro) guerras de los Diádocos, después de liquidar a uno o dos oponentes y después de consolidarse como gobernante de Egipto; Ptolomeo (general de Alejandro interpretado por Anthony Hopkins en la película homónima) tuvo la delicadeza de fundar la biblioteca de Alejandría, la que fue ampliada por su hijo Filadelfo y fue durante siglos el más importante centro de conocimiento del mundo. Fue en esta ciudad donde, mediante la disección de humanos y animales, Herófilo y Erasístrato, realizaron los primeros estudios de anatomía comparada.
Pero, hacia el 30 AC, Roma se apodera de Egipto y, como estaban más necesitados de trigo que de otra cosa, mucho del conocimiento que allí se encontraba fue cayendo en el olvido.
En el siglo II, un estoico griego llamado Galeno se dedica a estudiar la anatomía, disecando cerdos y monos y basándose en los escritos de Aristóteles y de los médicos de la escuela de Cos (Hipócrates entre ellos). Este médico, muy prolífico escritor y “galeno” del emperador Marco Aurelio (otro estoico), sentó las bases de la medicina europea para los siguientes 1200 años.

Con la caída del imperio romano, comienza la Edad Media, período solamente aplicable a Europa y asociado a la oscuridad y las tinieblas, sin embargo en esta época hubo grandes cambios sociales y especulaciones filosóficas que marcaron los siguientes siglos. Durante esta época los conocimientos clásicos fueron conservados en las escuelas monacales, germen de las futuras escuelas catedralicias, germen de las futuras universidades.
Como Bizancio y Persia estaban constantemente peleando y las rutas comerciales que venían de oriente cruzaban las zonas de conflicto, lo que las hacía peligrosas e inseguras, las caravanas empezaron a desviarse hacia el sur y la ruta de la seda terminó pasando por la península arábiga. Esto enriqueció a las tribus nómadas del desierto de Arabia y coincidió con la aparición de una nueva religión, el Islam, que las unió y les dio sentido de nación.
“Tenemos plata, estamos unidos y… salgamos a ampliar el comercio” así habrá dicho alguno y en pocos años habían conquistado casi todos los puertos del Mediterráneo. Como no eran muchos, no arrasaban las ciudades conquistadas sino que se ubicaban en puestos de gobierno, permitiendo cierta libertad a la población conquistada y, ávidos de conocimiento, como cualquiera que viene del desierto, se dedicaron a recuperar, repensar y traducir los conocimientos de los pueblos conquistados, como así también las obras clásicas y las que venían de oriente a través de las rutas comerciales.
Entre estos hombres de ciencia, se destacó Abu Alí al Husayn ibn Abd Alláh ibn Siná, que, por comodidad latina, fue rebautizado como Avicena. Su libro “El canon de medicina” fue de gran influencia durante mucho tiempo, tanto en oriente como en occidente.
Para esta época, las representaciones anatómicas eran esquemáticas y no muy detalladas. En ellas se hacía hincapié en los puntos de abordaje para tratamientos médicos simples.
Así se ve en este manuscrito persa atribuido a Mansur ibn Muhammad ibn Ahmad ibn Yusuf ibn Ilyas.
Y en este otro que no sé de quien es, pero que es parecido.

Para finales del siglo XII y comienzos del XIII,  aparecen en Europa las primeras universidades y con ellas, la enseñanza formal de la medicina. En ese entonces, la corriente de pensamiento dominante era la escolástica, que se somete al principio de autoridad, es decir, la razón se somete a la fe, el alumno se somete al maestro.
Las clases de anatomía de esta época, consistían en la lectura de los textos àrabes o galénicos por parte del profesor, mientras un disector realizaba la demostración sobre el cadáver y los alumnos miraban sin opinar (habíase visto!!!) y, se observaba lo que se escuchaba.
Tampoco convenía alejarse demasiado de estos métodos, ya que se corría el riesgo de ser prendido por los domini canes y torturado o quemado vivo, cosas que no son muy buenas para la anatomía de nadie.
En el siglo XIV aparece Mondino de Luzzi, que se bajó del sillón y se puso a disecar y escribió un manual de disección. Estas disecciones se realizaban en cuatro días ya que, al no existir métodos de conservación, se disecaba teniendo en cuenta la velocidad de descomposición de los órganos. Primer día abdomen, segundo día tórax, tercer día encéfalo y por último extremidades.
Aquí lo vemos al innovador Mondino en un grabado medieval (esta vez en el sillón).


Y LLEGÓ EL RENACIMIENTO!!!

En el siglo XV se origina en algunas ciudades de lo que hoy es Italia uno de los movimientos más influyentes de la historia occidental, que consistía en volver la mirada hacia atrás y recuperar los modos de hacer y de pensar de la antigüedad clásica.
Los artistas, ansiosos de recrear el realismo de las figuras de la escultura grecolatina, comienzan a llegarse a los teatros anatómicos. Así Donatello, Verrocchio (que tomó a Leonardo como aprendiz y no volvió a pintar después de ver la genialidad del alumno), entre otros, se dedican a estudiar la anatomía.
Leonardo va más allá y realiza disecciones que son documentadas en una serie de láminas, en un trabajo sumamente detallado, donde estudia las proporciones,


la morfología,
y agrega la innovación de realizar cortes seriados de las piezas.
Estas láminas no fueron publicadas, por lo que no tuvieron influencia en la anatomía de esta época.


En 1535 aparece “Anatomía Carpi”, publicado post mortem por Berengario da Carpi, quien es uno de los primeros en incorporar la iconografía anatómica.


Al volver a la antigüedad clásica, los médicos vuelven a los métodos de disección y observación y se permiten contradecir al maestro. Es así que Andrea Vesalio, el más galénico de los médicos, corrige alguno de los errores de aquel, basándose en la observación del cadáver.
Aquí la anatomía deja de ser un hecho teórico y especulativo y se convierte en una práctica descriptiva.
Vesalio escribe su libro “De humani corporis fabrica” que, con los dibujos de Stephen van Calcar se convierte en el modelo fundacional de la anatomía moderna.
En ellos se aprecian dibujos de gran movimiento y detalle, representando, quizás, que el cadáver es parte activa del estudio anatómico (o no).



Unos años después, Juan Valverde de Amusco copió descaradamente algunas láminas del libro de Vesalio y publicó su “Historia de la composición del cuerpo humano”, de donde sacamos esta imagen en la que el cadáver parece haberse desollado asimismo y que puede haber sido dibujada por él (por Valverde).

Aunque Juan Valverde reconoció el fraude en términos elogiosos hacia Vesalio, éste lo acusó de plagio y de no haber disecado jamás. “Badulaque pretencioso” (esto es un agregado, no hay constancia de que Vesalio haya usado esos términos).

En 1546, apenas tres años después de la publicación de la obra de Vesalio, Éttiene de la Rivière, publica “La dissection des parties du corps humains”, donde aparece este cadáver que colabora sosteniendo sus propias referencias.

En el año 1618, el artista Pietro Berrettini da Cortona (¿Italiano?... Si) realiza una serie de dibujos que son publicados cien años después.

En 1627, Giulio Casserio publica su “Tabulae Anatomicae”, donde aparece este dibujo.
Que seguramente influenció a John Browne que en 1681, publicó este dibujo

En 1685 aparece “Anatomia humani corporis” de Govard Bidloo con dibujos del artista Gérard Lairesse, de donde salió esta fantástica lámina.

Como vemos, en esta época, anatomía y arte eran disciplinas prácticamente inseparables. De los siglos XVII y XVIII, sobrevivieron al menos media docena de cuadros cuyo título comienza con “La lección de anatomía de…” El más conocido quizás sea “La lección de anatomía del doctor Tulp”, de Rembrant.
Pero también está la del Dr  Joan Deijman, también de Rembrant, donde vemos un cadáver disecado con el método de Mondino.


 “La lección de anatomía del Dr. Willem van der Meer”, de Michiel van Miervelt


La del Dr Erberstz, de Thomas Keyser
Las dos lecciones de anatomía del Dr. Frederick Ruysch.
Una de Jan van Neck
Y la otra de Adriaen Backer
Al Dr Frederick Ruysch le gustaba dibujar y hacía estas verdaderas naturalezas muertas.
Y, ya en el siglo XVIII, “La lección de anatomía del Profesor Willem Roëll”, pintada por Cornelius Troost.
En 1749, Bernhard Albinus y el artista Jan Wanderlaar, publican “Tabulae sceleti et musculorum corporis humani”, donde el sistema locomotor es presentado en paisajes muy agradables a simple vista.
En 1812, Jean-Galbert Salvage, un médico del ejército napoleónico, publica “Anatomie du gladiateur combattant, applicable aux beaux arts”, donde aparecen los dibujos de las disecciones que realizaba a los cadáveres de los soldados, tomando como modelo las esculturas clásicas.
Algo similar realizaron unos años después el anatomista Francesco Bertinatti y el artista Mecco Leone en su obra “Elementi di anatomia fisiologica applicatta alle belle arte figurative”.






En el siglo XX, el doctor Fritz Kahn, realizó una serie de diseños didácticos utilizando recursos como la fotografía y la impresión off set. En este caso (Der Mensch als Industriepalast), seguramente influido por la industrialización que vivía Alemania a principios del siglo XX, compara los aparatos respiratorio y digestivo con una planta química.


En 1994, Katherine du Tiel realizó una serie de obras inspiradas en la anatomía.



 En la década de 1980, el Dr Gunther Von Hagens, termina de desarrollar en Heidelberg la técnica de plastinación, un método revolucionario de mantener los tejidos y que resulta sumamente atrayente a los visitantes de las exposiciones.
Aquí se ve una de sus obras que recrea aquel dibujo de Valverde de Amusco en que el cadáver sostiene su piel.
Desde sus orígenes, la anatomía y el arte han recorrido un camino paralelo. Y el arte resultó ingenuo y las figuras absurdas cuando los conocimientos de la anatomía eran básicos.
Probablemente todo radique en la necesidad del hombre de hacer trascender su punto de vista, en el caso de la anatomía, el más primordial, el de la observación pura. 



Muchas de estas imágenes y otras se pueden ver aquí 



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